El Museo arqueológico nacional (MAN), situado en la calle Serrano, cerca de la plaza de Colón ha apostado por la tecnología para acercar a las nuevas generaciones a las exposiciones tan interesantes que se encuentran en él.
Resulta interesante ver como nada más entrar, el aspecto del edificio se puede comparar con un aeropuerto, la entrada amplia, despejada y con muchísima luz. La entrada (gratuita para estudiantes) es como un billete de transporte público, y que para acceder a las salas hay que insertarla en un torno parecido a los del metro que usamos a diario los millones de viajeros de la capital. Se abren dos puertas de cristal y nos adentramos en la exhibición.
Una sala oscura, donde en ambos lados encontramos, en las paredes largas que la forman, un montón de pantallas de diferente tamaño, color y sonido crean una especie de collage tecnológico. A su lado, indicadores de sonido y color, todo un espectáculo sensitivo. En un lado, podemos observar grabaciones del mar, del campo o del cielo. En el otro, un ojo azul enorme, obras de arte, monumentos y mensajes cortos.
Al fondo de la sala, una mesa redonda titulada ‘Isabel y Fernando, Reyes de las Españas’. Se trata de un mapa de la península ibérica con relieve e iluminada con colores, donde se encuentran destacados varios puntos del relieve español. Por encima de ésta, una gran pantalla, como las que estamos acostumbrados ya a ver en clase cuando un profesor proyecta el típico powerpoint de clase, con todas las claves para entender el mapa expuesto.
En cuanto a la tecnología utilizada en el MAN, uno puede conectarse a la red WiFi disponible para todos, y acceder a las visitas guiadas online. Además, sorprendía ver que muchos de los visitantes eran gente joven, acompañados de la familia y las pantallas con luces de colores y sonidos eran los favoritos de éstos. Es una muestra del éxito que ha tenido el acercar la tecnología a la cultura y así, acercar la cultura a más personas.
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